jueves, 19 de noviembre de 2009

Mi Amigo Claudio

Claudio es poseedor de un humor constante y ruidoso. Es
analítico y meticuloso cuando habla de los demás y muy
indulgente consigo mismo. Mantiene con su esposa diálogos
casi Woodyallenescos que arriban usualmente a conclusiones
incomprensibles.
Tiene la piel blanca y los ojos vivaces. Su pelo es
absolutamente cano desde los veinte, y conserva su cantidad
casi en su totalidad hasta hoy.
Con un esfuerzo sobrehumano, se alejó del cigarrillo.
Utilizó métodos diversos: fumadores anónimos, hipnosis,
iglesias adventistas y hasta fórmulas mágicas compradas por
Internet.
Lo suyo no es la moderación. Una buena comida, rociada
con un par de botellas de vino, podía ir acompañada con toda
la carta de postres. La ausencia de mesura le hace cargar un
prominente abdomen que luce con orgullo.
Gesticula en extremo. Usa anteojos casi en forma
permanente, aunque te habla por arriba del marco.
Lo sé: está muy loco; pero es mi amigo. Contarle a él mis
cosas es reducir mi carga a la mitad y viceversa.
Una vez le recomendé una nutricionista. Me prometió
consultarla. Lo volví a ver después de las vacaciones. Estaba
más gordo que nunca. Le pregunté: “¿Fuiste a la
nutricionista?"
“Sí; me la comí”, contestó.

1 comentario:

  1. Muy bueno,Diego! Y a tu amigo Claudio lo conocí en la presentación de AHH...
    Abrazo

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