viernes, 20 de abril de 2018


Pelota

Pelota de trapo, pasión por tenerte.
Ilusión en la vigilia de las tardes,
mujer sensual, pelota.
De cuero de goma o de papel
viboreando esquiva pelota,
a éste enorme anhelo de tenerte.
Abrazarte al soñar con el partido,
en jugadas que parí...y en mil fallidas.
Yo te amo desde siempre pelota.
como te aman mis hijos
Adversa y esquiva.
De plástico o de diario
qué más da?, si te percibo de cristal.
Jugando a las escondidas
a mi  anhelo de acariciarte,
desesperándome en silencio,
con perfume de barro...
con misterio de barrio.
Jugar con vos preserva, la magia de la infancia.
La pelota de tardes de rabona.
Las huidas de pelota de la siesta.
Por eso, te pido,
que el espejo me devuelva aquella imagen.
Tirar un caño, un sombrero,
hamacarte muy suave los noventa
y en el último silbato de la vida,
darte las gracias, compañera, pelota,
por tantas alegrías.


Cotidiano

Caminás reflexivo por la calle. Sos joven. Muy joven. En la mochila, un puñado de sueños. 
Recién recibido y en una relación que te ilusiona. Que te hace reír cuando estás solo. La amás.
Se enhebra en tus pensamientos. Se enreda. No parás de pensarla. 
Te distrae la gente. Las caras. El enjambre callejero. Odiás el humo delos colectivos. Los empujones. Al vivo que se te cuela en el subte.
Pero no importa. No te mueve de tu eje. Sos feliz. La vas a ver a ella. A tu princesa. Hoy vas a 
hablar con sus viejos que se van a vivir juntos. Lo pensaste. Lo pensaron. 
Bajás en medrano y le comprás flores. Las que le gustan. 
Mañana te vence la cuenta del celu y de paso vas al cajero. Te desviás. Poco. Metros apenas.
Mirás a tu alrededor como siempre. Nada atenta mientras cae la noche. Pasás la tarjeta y anotás la clave. El cajero accede, guardás la plata y salís ahora.
Las sombras atravesadas de la noche te confunden. Te invade el miedo. Te invade el ansia. Un presentimiento. Una sombra fantasmagórica se cuela detrás de un auto y te enfrenta. Corridas y amenazas. El yerro de aferrarte a tu mochila y su reacción. 
El tiro sale rasante. Atraviesa tu pecho. Caés inanimado. 
Escuchás como en un sueño macabro el ulular de las sirenas. Tu cuerpo desparramado yace en el suelo.Tu puño derecho no suelta las flores aferrado a lo que ya no será.
Mañana serás un número más de la estadística que en un escritorio se habrá de diseñar. 
Mientras tanto la mancha roja que se confunde con las flores inunda tu ropa.