lunes, 23 de octubre de 2017

Ciudades sin corazón

Cae lenta la tarde. El sol ilumina los pisos más altos. El resto de la ciudad en sepia.  Es un enjambre de cuerpos y almas pujando por llegar a no sé dónde. Maletines y carteras se ignoran. Zapatos, zapatillas y sandalias, caminan frenéticos. Cada historia se enhebra  con otras formando un ovillo desprolijo. No se conocen. Se miran y aman. Se miran y odian. Dependiendo del cadacualismo. En el medio del marasmo estoy. Desconectado. Desmembrado. Con la mirada fija en mi mano derecha y la otra mano olvidada. Con aspecto de no saber qué. Siento chorrear sangre por mi espalda. Mía o ajena. Me  derramo  transitando sobre cerebros que todos pisan sin advertir. Con mis brazos desbrazados. Entre un aquí y un ahí circular. De vuelta  a nada.

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