sábado, 10 de octubre de 2020

Crepuscular

 

Cae lenta la tarde. El sol ilumina los pisos más altos. El resto de la ciudad en sepia.  Es un enjambre de cuerpos y almas pujando por llegar a no sé dónde. 

Maletines y carteras se ignoran. Zapatos, zapatillas y sandalias, caminan frenéticos. Cada historia se enhebra  con otras formando un ovillo desprolijo. 

No se conocen. Se miran y aman. Se miran y odian. Dependiendo del cadacualismo. 

En el medio del marasmo estoy. Desconectado. Desmembrado. Con la mirada fija en mi mano derecha. La otra mano olvidada. Con aspecto de no saber qué. 

Siento chorrear sangre por mi espalda. Mía o ajena. Me  derramo  transitando sobre cerebros que todos pisan sin advertir. Con mis brazos desbrazados. Entre un aquí y un ahí circular. De vuelta  a nada.

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