Tres chicos se parapetan con cartones y frazadas contra una
pared del McDonalds de Don Torcuato. Vivo testimonio de la ausencia de
sensibilidad social, reflejada en la sonrisa sarcástica del payaso multicolor.
Pero la noche, caerá igual. Impiadosa. La claridad de la luna augura heladas.
Carlos, aparece entonces con un guiso de lentejas en una
olla humeante. Lo preparó Miguel, su compañero desde hace años. Miguel no es
chef., pero cada plato que cocina lleva retazos de su alma. Carlos les da con
afecto la comida. Hablan cosas. Se despiden.
Las lentejas, saben a masajitos en la panza. Suenan a
canción de cuna.
Cada uno de los chicos, como todas las noches, se adueñará
de una estrella hasta dormirse. Mañana, sus pocas pertenencias quedarán en el
lugar. Es que durante el día, juntan monedas en el semáforo de la colectora.
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